Desde bien pequeñita he tenido que afrontar momentos difíciles y superar muchos obstáculos hasta encontrar mi camino. Era una niña muy tímida y me costaba mucho relacionarme con los demás niños y niñas de mi entorno. Además de la timidez, veía que ellos no eran como yo, o yo, no era como ellos. Y, en aquel momento, aún no sabía que padecía dislexia, cosa que contribuyó desfavorablemente en mis estudios y mi relación en el colegio. Todos estos elementos generaron un caos, mi caos. Una serie de pensamientos y creencias limitantes que, por supuesto, fueron aumentando a medida que yo crecía. Este caos no quedó solo en la infancia, si no que me ha acompañado a lo largo de mi vida, pasando por momentos difíciles en mis relaciones más personales; padeciendo durante años una depresión que me impedía ser feliz.

Mis padres trataron de ayudarme llevándome a diferentes psicólogos que, aunque no lograron mucha mejora, sí dieron sin saberlo con una tecla: la fascinación por el mundo de la mente, de los pensamientos y de las emociones. Quería entender el motivo por el cual yo no me sentía igual a los demás.

Así empecé a devorar libros y más libros sobre la psicología y la mente, sobre el autoconocimiento, la autoestima, la educación, la PNL, etc., para saciar mi curiosidad, hasta que, un día, descubrí el coaching. Más motivada que nunca, por mi historia, decidí formarme como coach profesional, y en apenas dos meses, vi abrirse delante de mí un nuevo camino, mi camino. El coaching me cambió y mucho. Y al cambiar yo, cambió mi relación con mi entorno, con mis hijos, con mi familia. Solo cambiando mi actitud, todo este caos que me rodeaba desapareció y no puedo estar más agradecida por ello. Reconocí mi depresión, la traté con ayuda de un profesional, y ahora soy más feliz que nunca. Pero eso sí, hasta que yo no vi lo que estaba pasando, nadie pudo ayudarme.

Como he vivido en mis propias carnes lo potente que es el coaching para cambiar en positivo una vida, sentí que tenía que compartir este conocimiento para poder ayudar a otras personas a conseguir lo que yo había logrado. Y aquí estoy, siguiendo mi camino gracias al coaching, más motivada y feliz que nunca, porque ya sé cuál es mi propósito en la vida: ayudarte a encontrar tu camino.

¿Empezamos a trabajar juntos?